Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Fiona McGurk
Fiona McGurk

Calcular mi posición en Sunset Park

Nos encontramos un ventoso y gélido día de diciembre en la sede de New York Art Residence and Studios (NARS), en el barrio brooklynense de Sunset Park. Elisa Gutiérrez Eriksen, curadora de arte y artista mexicana, me había invitado para que visitara la exhibición “The Process of Calculating One’s Position”, organizada bajo su curaduría con obras de los artistas residentes en NARS en aquel momento.

NARS es una organización sin fines de lucro que promueve las artes en Sunset Park, barrio de inmigrantes asiáticos y latinoamericanos, especialmente mexicanos. NARS realiza proyectos de extensión comunitaria para promover el acceso de los vecinos a programas de arte contemporáneo, incluyendo las exhibiciones periódicas de sus artistas residentes. Su programa de residencias atrae creadores emergentes de todo el orbe, con gran diversidad de temas, estilos y medios. El objetivo es el intercambio no sólo entre artistas sino con la comunidad en Sunset Park y Nueva York en general.

En este contexto, Elisa es una extraordinaria curadora y promotora cultural. Su formación artística y su experiencia de vida como mujer mexicana de impulso cosmopolita, la capacitan para dialogar y colaborar tanto con artistas internacionales como con las personas que viven y trabajan en el barrio donde se sitúa su organización. Además tiene una gran capacidad para percibir continuidades artísticas y creativas.

Esto último resultaba evidente en su curaduría de la muestra “The Process of Calculating One’s Position”. Este título se refería a la obra “Dead Reckoning”, de Tavi Meraud, un hilo de alambre que recorría el cielo de la galería en dirección a coordenadas que representan la ubicación emocional del artista, disectando y uniendo a la vez el espacio de encuentro artístico. El término “dead reckoning” se define como “el proceso de calcular la posición propia, especialmente en el mar, al estimar la dirección y distancia recorridas, en vez de usar puntos de referencia, observaciones astronómicas o métodos de navegación electrónica”.

En el folleto de la muestra, Elisa escribió que “los artistas en esta exposición articulan sus posiciones en referencia al mundo, en cualquier latitud y meridiano que existan, y las traducen en expresiones poéticas que pretenden cosechar un intercambio recíproco de ideas basadas en las diferencias. Las acciones cotidianas se convierten en parte de una ceremonia donde lo histórico, lo cómico, lo social, lo irónico, lo político, lo contradictorio, lo físico y lo conceptual coinciden en línea”.

La muestra reunía obras en apariencia disímiles como “LINE” de Fiona McGurk y “Traveling Salesman” de Esther Hovers. La primera instalación consistía en un diminuto muro de vidrio transparente, pintado en tinta roja con diversos patrones geométricos, que recorría el piso entre dos paredes, en un patrón zigzagueante, disectando la galería. Esta disección térrea en vidrio reflejaba la disección aérea con alambre de “Dead Reckoning”. McGurk aludía a la práctica discriminatoria de “redlining”. Ésta sucede cuando instituciones gubernamentales y bancarias niegan servicios a comunidades oprimidas que residen en barrios delimitados con líneas rojas imaginarias en los mapas institucionales. Para caminar por la galería había que decidir si cruzar sobre el muro o no. La experiencia recordaba las decisiones del caminante urbano sobre si quiere o no recorrer las cuadras y calles de ciertos barrios considerados marginales.

Esta experiencia de la caminata urbana se veía reflejada en la segunda obra, “Traveling Salesman”, que se refería al problema de optimización combinatoria: dada una lista de ciudades y las distancias entre cada par de ellas, ¿cuál es la ruta más corta que las recorre todas y regresa a la ciudad de origen? Hovers presentaba fotografías en blanco y negro de caminantes urbanos al lado de sobres de manila marcados con posibles soluciones al problema matemático. Creaba la sensación de que quienes ambulamos continuamente por alguna ciudad somos matemáticos instintivos que experimentamos con varias soluciones para optimizar nuestros recorridos habituales. Pero “LINE” nos recordaba que nuestras soluciones prácticas son más complejas porque la realidad sociopolítica de cada urbe impone condiciones a la solución, cómo por dónde es seguro o deseable caminar. En todo momento estamos calculando nuestra posición espacial, social y política en la ciudad.

Parte de la práctica curatorial de Elisa consistió en hallar y presentar conexiones, relaciones y continuidades entre éstas y otras obras. Al mismo tiempo, como curadora asistió a los artistas para que encontraran su posición estética, social y política con respecto a sus colegas y al contexto urbano que les rodeaba en Sunset Park.

A mí, como participante de la experiencia estética que propició, me hizo preguntarme, mientras caminaba de vuelta a mi casa y observaba mi entorno en el barrio: ¿cuál es mi posición vital y sociopolítica en Brookyln y en el mundo?


Photo courtesy: Fiona McGurk. «The Process of Calculating One’s Position,» 2019 (Installation view with works by Fiona McGurk).

Hey you,
¿nos brindas un café?