Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
once upon a time in venezuela
once upon a time in venezuela

Once Upon a Time in Venezuela: Un retrato de Congo Mirador, un pueblo de agua en extinción

Cuando las confrontaciones políticas se transforman en cotidianidad, la vida de un país se convierte en una lucha para ser el más fuerte. Solo quien logra, desde su posición, circunnavegar la profunda decadencia que pone en peligro la co-existencia pacífica e imponer su agenda, puede decirse vencedor. Sin embargo, no sé sabe hasta cuándo.

Esa es la realidad que retrata “Once Upon a Time in Venezuela”, de la directora Anabel Rodríguez, quien durante cinco años se dedicó a mostrar el lado humano de las consecuencias del cambio climático y de la polarización política que tanto daño le están haciendo a su país.

Congo Mirador, donde transcurre la película, es un pueblo de agua con un legado histórico antiguo. Allí, en el lago de Maracaibo, reposan las reservas de petróleo más importantes de Venezuela. Sin embargo, su comunidad, la mayor riqueza que yace sobre esas aguas, se desvanece sin que nadie pueda impedirlo, sin que nadie logre hacerse eco del dolor que conlleva esa extinción.

Las casas de esa comunidad se van deshaciendo a causa de la sedimentación, un fenómeno que incumbe a todos, que preocupa a muchos pero que ocupa a pocos. Este enemigo invisible aviva las fracturas de un ya resquebrajado sistema social.

Los Congueros viven y fluyen al ritmo de sus aguas. Rodeados de una naturaleza imponente, su existencia depende de la capacidad que tienen de adaptarse a ella. Toda su vida depende del agua. De ella se alimentan, en ella se bañan, se asean, se divierten, se desplazan.

Sin embargo, ahora la población del Congo Mirador lleva adelante una batalla adicional que la desgarra internamente. Es la lucha por el poder. Una lucha primitiva que refleja lo que en tierra firme abunda: el quítate tú para ponerme yo.

Entre las personas que toman cartas en el asunto están Natalie, la única maestra del pueblo, y Tamara, una ferviente fanática de Chávez, quienes muestran sin recado, frente a las cámaras de la directora, las diferencias entre sus visiones del mundo.

En la escuela del pueblo afloran las verdades de toda una nación: la división política dificulta el consenso e impide las acciones en pro de una vida común.

Natalia, lucha por mantenerse en la escuela a pesar de las amenazas y falsas acusaciones del bando opuesto. Y Tamara, busca sobornar y partidizar abiertamente a su comunidad en nombre de la “revolución”.

A través de Tamara podemos entrever la contienda entre los mismos chavistas quienes tratan de conseguir recursos con los cuales “motivar” a su electorado a participar en las próximas elecciones.

Esta película también nos ayuda a entender mejor las razones por las cuales quienes apoyan el chavismo no lo hacen tanto por fidelidad ideológica, sino por admiración hacia una persona que personifica todo lo que ellos no han podido lograr en el pasado: poder, autoridad, dinero y respeto.

Sin embargo, hay un evento que reúne a todos, hombres y mujeres, sin importar sus diferencias. Es un concurso de belleza de niñas que parecen no saber qué están haciendo allí. Estas niñas son el catalizador perfecto de la degradación de toda una sociedad. Ellas no serán los últimas, pero sí las próximas, en vivir las consecuencias de la inmadurez y la falta de compromiso de los adultos allí presentes. Ellas, como los relámpagos del Catatumbo que alumbran sus noches, brillan silentes sin que nadie sepa por qué no producen trueno, por qué nadie las escucha.

El futuro de esta comunidad se juega a puertas cerradas y está en manos de un dirigente demasiado ocupado para escuchar la verdad. En un país que no contempla el poder si este no es personificado (y no institucionalizado), los dirigentes pretenden resolver sendos problemas con simples llamadas telefónicas, como si una llamada telefónica pudiera cambiar el rumbo de la historia. Salvo que al otro lado del teléfono no hay nadie y, si hay alguien, parece no querer escuchar el mensaje: el Congo Mirador está desapareciendo.


“Once Upon a Time in Venezuela” se estrenó en el Sundance Film Festival y ha recorrido el Miami y Cartagena. Actualmente se exhibe hasta el 24 de junio en el Hot Docs Film Festival. Consigue tu entrada online.

Conoce a la directora, Anabel Rodríguez:

Hey you,
¿nos brindas un café?